dimecres, 10 de juliol del 2019


Es necesaria una Universidad construida entre todos los agentes que permita  que la innovación constante forme  parte intrínseca de la institución. Pero la innovación no se introduce ni se manifiesta siempre de la misma manera en la universidad. O al menos, su concepto puede ser equívoco según las perspectivas que se defiendan.
Desde nuestro  punto de vista, esta innovación no puede tener únicamente un carácter individual como hasta ahora ha sido y predomina. La universidad no sólo debe preocuparse por el problema de la innovación individual docente,  investigadora o administrativa como se está potenciando mediante la acreditación y el acceso, sino que debe propiciar el trabajo colaborativo entre los equipos docentes, investigadores y administrativos.
Es cierto que los obstáculos para la  innovación y para la mejora de la Universidad son muchos: ciertas actitudes provenientes del pasado con una determina idea de lo que la Universidad, los departamentos con sus estructuras jerárquicas, los concursos de acreditación con su perversión para obtener un acceso o promoción basado en la meritocracia académica, la cultura individualizada que prima lo personal y que se asume como cultura profesional normalizada en el profesorado universitario, el enseñar de forma intuitiva y subjetiva sin darle importancia a cómo enseñar para que se aprenda y reflexionar sobre la docencia.
También se ha denunciar que continua dándose una mayor importancia a la investigación dejando los aspectos docentes en segundo plano por no decir infravalorados, pero no únicamente por tradición sino también como consecuencia de la acreditación y el acceso a la docencia,  donde priman los conocimientos y la producción de la investigación más que los aspectos docentes. 
Por tanto, uno de los componentes importante en una nueva Universidad es facilitar el trabajo colaborativo mediante equipos docentes e investigadores y también que en su funcionamiento  puedan participar los diversos agentes que intervienen activamente en la Universidad: gestores, profesorado, alumnado y personal de administración y servicios.
El acceso a la carrera docente universitaria
Durante los últimos años el acceso a la carrera docente universitaria mediante la acreditación y posterior convocatoria de plazas por la Universidad, se ha convertido en una carrera de obstáculos donde predomina la inestabilidad, la angustia por publicar en aquellas revistas denominadas de impacto, realizar méritos de investigación y la falta de presupuesto para incentivar la promoción del profesorado.
Todo ello ha provocado una Universidad donde se ha reducido drásticamente el número de profesores y profesores y se ha asentado una gran desmotivación aunada a un aumento de la individualidad para conseguir los méritos que exigen las agencias externas de acreditación. La precariedad laboral y la baja tasa de reposición han ocasionado un mayor número de profesores y profesoras a tiempo parcial y con retribuciones escasas.
A corto plazo ello puede ocasionar un deterioro importante de la docencia y la investigación, ya sea por la despreocupación de la docencia ya que sus méritos no son suficientemente valorados como parece que va en aumento en las políticas neoliberales de los actuales gobiernos o por la falta de implicación del profesorado en los procesos docentes e investigadores por su precariedad laboral y su docencia a tiempo parcial.
Es necesario replantearse el acceso del profesorado a la Universidad y la carrera docente universitaria, valorando los méritos de las personas tanto en docencia como en investigación estableciendo figuras del profesorado que permitan  iniciarse en la carrera docente y permitir que mediante méritos docentes e investigadores puedan acreditarse en la Universidad como docentes sin  tener necesariamente que pasar por  agencias externas que indiquen quién sí y quién no puede ser un docente universitario.
La participación del alumnado
Últimamente la participación del alumnado en el compromiso con la Universidad ha decaído. Y no hay democracia en la Universidad sin la importante participación del alumnado. La Universidad no será nueva mientras no sea una instancia de transformación social con repercusión en la investigación, en la docencia universitaria, en la que han de participar también el alumnado con su mirada como miembro de la comunidad. Si excluimos al alumnado de las decisiones universitarias  construiremos una Universidad con grandes carencias democráticas.
La participación ha de ir más allá del puro formalismo en las instancias oficiales sino que se ha de potenciar una participación democrática en todos los aspectos que se desarrollan en la universidad. Ello implica tener en cuenta el alumnado en los planes docentes, en el desarrollo de todo tipo de actividades que van más allá del contenido académico, en los procesos de discusión de las políticas universitarias y potenciar su autonomía para generar nuevas miradas sobre la Universidad.
Se ha de potenciar mecanismos para promover la implicación  del alumnado  de tal modo que se les del protagonismo educativo y social que les corresponde ya que se ha de superar la falta de movilización del alumnado en los asuntos universitarios. Y su mirada  y compromiso es imprescindible.
La formación del profesorado universitario
También es  necesaria una buena formación docente del profesorado, más allá de enseñar a elaborar planes docentes, rutinas administrativas o estrategias de enseñanza elementales.
En una nueva Universidad se ve, cada vez más, que la formación del profesorado universitario, inicial y permanente, es necesaria e imprescindible si se pretende mirar hacia un futuro diferente con una nueva forma de enseñar y aprender. Una nueva Universidad que supere los viejos esquemas y las antiguas ideologías académicas sobre la docencia predominantes desde hace siglos, y, hoy día, mayoritariamente obsoletas.        
El profesorado universitario necesita adquirir competencias pedagógicas mediante una formación inicial (sobre todo a los que se incorporan a la docencia universitaria que se introducen en una determinada cultura laboral y que su introducción debe ir más allá de asumir la rutina de esa cultura laboral) y  permanente que le ayude a gestionar el proceso de aprendizaje el alumnado motivándoles y entusiasmándoles en su trabajo  y una actitud constante de aproximarse a las fuentes de nuevos conocimientos. Un aprendizaje  diferente en la sociedad actual cuando el alumnado está anidado de tecnologías de la información y la comunicación.
La formación es un camino que se ha de ir construyendo constantemente. Es necesario continuar analizando y buscando alternativas a la formación docente universitaria tanto inicial de acceso a la docencia como de la permanente a lo largo de la carrera. Debemos analizar qué es lo que se transmite y se comparte en la formación al profesorado en una época de cambios vertiginosos y con una nueva concepción del aprendizaje. 
Por todo ello  proponemos:
-          Mejorar el funcionamiento de las Facultades y Departamentos (sobre todo el trabajo organizativo, la comunicación, la autonomía, la participación (y no la participación artificial) y la toma de decisiones entre los diversos agentes universitarios), desarrollando y participando en programas en contextos colaborativos.
-          Promover una obligada formación inicial al profesorado novel para su inserción innovadora en la docencia.
-          Generar procesos institucionales por parte de las universidades para que el profesorado desarrolle, más allá de los cursos estándar, un conocimiento pedagógico profesional y un pensamiento práctico, es decir, un proceso continuo de formación permanente, un análisis teórico, una adquisición de capacidades, un contraste de ideas, una capacidad creativa de intervención.
-          Elaborar planes formativos que aporten un conocimiento crítico de la realidad desde la perspectiva psicopedagógica, cultural y práctica de la docencia en la Universidad.
-          Contribuir al desarrollo, transferencia  y a la difusión de conocimientos cuestionando la legitimación oficial del conocimiento o de todo conocimiento mecanicista, estrecho e insuficiente, y la necesidad de poner en contacto a la comunidad universitaria con los diversos campos y vías del conocimiento, de la experiencia y de la realidad. Es necesario y beneficioso que la universidad desarrolle actividades culturales más allá del marco estrictamente docente e investigador.
-          Aportar al profesorado elementos para su autoformación innovadora (experiencias, publicaciones pedagógicas, formación a distancia...).
-          Ayudar a elaborar proyectos de innovación docente mediante equipos docentes.
-          Que sea la propia Universidad que acredite al profesorado por méritos docentes e investigadores.
-          Introducir en los programas de acreditación y acceso a  la docencia universitaria una mayor valoración de la docencia.
-          Desarrollar procesos para aumentar la implicación del alumnado en todos los ámbitos universitarios.         

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