Enrique Javier Díez Gutiérrez me envía este correo.
Ha salido ya el decreto 3+2:
El acceso a la formación superior con el decreto 3+2 supondrá costes
inasumibles para la inmensa mayoría de las familias ante el elevado
coste de los masters. Este decreto tendrá como consecuencia además la
eliminación de carreras, la devaluación del título
de grado y el despido de profesorado universitario.
El decreto por el que se modifican los decretos de ordenación de las
enseñanzas universitarias y de las enseñanzas oficiales de doctorado,
que permitirá a las universidades implantar carreras de 3+2, tres años
de grado y dos de máster (el sistema actual es
de cuatro años más uno de máster, 4+1), sale adelante por el
empecinamiento del ministro Wert, pese al varapalo que el Consejo de
Estado le ha dado y pese a la manifiesta oposición de la Conferencia de
Rectores y Rectoras (CRUE) y sin debate con la comunidad
universitaria, sin debate político ni social, sin una evaluación de la
implantación de la última modificación legislativa de los nuevos grados y
sin una justificación creíble de sus propuestas.
Este decreto, que nos retrotrae a la anterior estructura de
Diplomatura-Licenciatura (3+2, con titulación intermedia de
diplomatura), supone decretar el fracaso del 4+1 (o 4+2), sin ningún
tipo de evaluación diagnóstica sobre los resultados y rendimiento del
sistema 4+1 [cuatro años de grado y uno de máster], como denuncia el
Consejo de Estado y el propio ministerio indicaba en su expediente.
El problema de fondo es que el cambio de Licenciaturas en Grado+Máster
(4+1) con el Plan Bolonia, lo único que supuso en la práctica fue una
excusa para aumentar brutalmente las tasas del 5º curso de licenciatura.
Ahora se quiere profundizar aún más con el
modelo 3+2, dadas las elevadas tasas que tienen los Masters en España.
Con este decreto los Grados pasan a tener un carácter “básico” y
“generalista”, como explica el mismo decreto. Es decir, que no serán
suficientes para adquirir la cualificación imprescindible para
desempeñar una profesión de alta cualificación en el terreno
laboral de la abogacía, el periodismo, la ingeniería, etc. Para obtener
esa cualificación “especializada” –según el texto del decreto- será
necesario cursar un máster que pasará de la duración actual de un año a
dos años, lo cual hará que se duplique su precio.
Si actualmente los masters de un año oscilan entre 2.700 y 7.000 euros
anuales, con el nuevo decreto tendrán que afrontar el pago de dos años
de máster que supondrá entre 5.400 y 14.000 euros para poder obtener un
título universitario que sea reconocido con
suficiente prestigio para acceder al mercado laboral en condiciones de
menor precariedad y temporalidad. Así está claro que será tan sólo una
minoría privilegiada quien pueda costearse los estudios universitarios.
En definitiva, lo que pretende el PP con este RD es establecer un corte
selectivo en la educación superior, recortando su acceso mayoritario de 5
a 3 años. Quitará así valor a los títulos de grado universitarios, los
más accesibles, condenando a los y las jóvenes
a la precariedad en un mercado laboral cada vez más competitivo. Esta
reducción supondrá recortar la financiación pública: si antes se
financiaban públicamente los 5 años de las licenciaturas, ahora sólo
serán los 3 años de grados, trasvasando a las familias
el coste global de los Máster y beneficiando a las universidades
privadas, que apuestan por los posgrados como su principal ámbito de
actividad.
Por lo que una vuelta al 3+2 (que nos homologaría con la mayoría de los
países europeos), debería suponer la vuelta inmediata de las tasas de
los Masters al valor de las tasas de las antiguas Licenciaturas
–mientras conseguimos avanzar hacia la gratuidad de
la Universidad, priorizándola en los Grados.
Pero esto no será posible sin cambiar las políticas de recortes en
Educación Superior que viene aplicando el bipartidismo. La sangría que
desde 2010 sufren las universidades públicas en sus presupuestos ha
hecho retroceder su nivel de gasto casi una década.
Les han recortado a los campus universitarios 1.523 millones en los
últimos 4 años: en profesorado y personal (un 31,8%), en
infraestructuras, equipamientos e investigación (un 56%). El gasto medio
por alumno ha bajado un 16,48 % (25,2 % aplicada la inflación).
El único capitulo que aumenta son las tasas que irán a cargo de las
familias. Según un estudio del Observatorio del Sistema Universitario
(OSU), cursar algunas carreras cuesta hoy hasta 3 o 4 veces lo que
costaba en 2007, justo antes de las últimas reformas
universitarias.
Cuando en los países de nuestro entorno están optando por una política
tan distinta: financiación pública de la universidad, matrículas
gratuitas o simbólicas, y ayudas en forma de becas-salario,
desgravaciones fiscales y subsidios. En los países nórdicos los
estudios universitarios son gratuitos; en Austria o Escocia la
matrícula es gratuita; la matrícula requiere tan sólo el pago de una
tasa fija (300€ por año en Alemania, 183€ en Francia, por ejemplo). Este
es el modelo mayoritario en Europa porque promueve
la igualdad de oportunidades en el acceso a la universidad.
Tanto la Conferencia de Rectores y Rectoras (CRUE) como el Consejo de
Estado rechazan y cuestionan este Real Decreto. El Consejo subraya
además que parece difícil alcanzar la homogeneización, argumento del
Ministerio para este decreto, cuando dentro de nuestro
propio país podría darse el caso de que un mismo título tuviera una
duración diferente en una universidad y otra. Que llevarán a la
competitividad y desigualdades entre universidades de la que ya están
alertando algunas Comunidades Autónomas.
Además esta reforma tendrá también efectos devastadores entre el
profesorado. Si con el reciente incremento de un 66% en las tasas, la
reducción de la cuantía de las becas y el endurecimiento de los
requisitos para lograrlas, ha supuesto la expulsión de 45.000
estudiantes de la Universidad por no tener dinero, con este decreto se
expulsará a muchos más estudiantes (actualmente del 1,4 millones del
total de estudiantes universitarios, sólo son en torno a 100.000 son los
que pueden estudiar un máster). Lo cual supondrá
a su vez la expulsión masiva de profesorado universitario, cuando se
suprima un curso entero en los grados.
En definitiva estamos ante un decreto que forma parte de un paquete de
reformas, que se convertirán en una “reforma encubierta” del sistema
universitario, tras el incremento de las tasas que pagan los y las
universitarias vía Real Decreto-Ley, y la imposición
de tres nuevos Reales Decretos que pretenden la reforma del sistema
universitario y que suponen la modificación no sólo de la ordenación de
las enseñanzas universitarias (cambio del 4+1 al 3+2), los requisitos
para la creación de centros universitarios que
facilita abrir nuevas universidades privadas sin las condiciones
mínimas y el sistema de acreditación del profesorado universitario, que
dejará la docencia en segundo plano y potenciará el nepotismo en la
selección de los y las docentes universitarios.
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