¿LOMCE? Ley orgánica para despreciar a la ciudadanía y a la educación
El proyecto de Ley que nos ha ofrecido el Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte suena a la anterior Ley del gobierno de Aznar (la
LOCE) que fue tan contestada por todo el sector educativo. O sea volver
al básico, a la recentralización, la letra con sangre entra y la
cultura del esfuerzo medida por evaluaciones para suponer uniformes. Y
esto no tienen ninguna vergüenza de decirlo. No pudieron antes y ahora,
¡pues ya verás!
Y con la excusa de mejorar la actual situación educativa aparecen
multitud de facetas ideológicas. Descaradamente ideológicas. ¿Es una
futura ley por todos o únicamente por sus votantes?
Vemos itinerarios tempranos a la ESO que ha sido siempre la propuesta
del Partido Popular para eliminar la comprensividad que instauró la
LOGSE. El que se llama segregación temprana sin agotar las estrategias
de atención a la diversidad (¡Ah claro no hay dinero!). Y vuelve a
aparecer la obsesión política por la lectura, las matemáticas y las
ciencias. El resto es paja y más el catalán (esto que hablaban los
labradores). Sin pensar que la legua une y que las materias artísticas
son necesarias para la educación de un país. Por su cultura.
Y más despropósitos. Aparece el que ya se esperaba: las pruebas. El
proyecto prevé implantar evaluaciones comunes para todos los alumnos del
Estado al final de cada etapa no universitaria, que se tendrán que
superar para obtener los títulos de graduado en ESO y de bachillerato.
Hasta ahora, este tipo de pruebas correspondía a las comunidades
autónomas.
La nueva Ley atribuye también en el gobierno español la definición de
los contenidos troncales del currículum. Pruebas por todo y
recentralización. Aparece un modelo de enseñanza no basada en la
educación del alumnado como hasta ahora sino en la evaluación del
alumnado. Es posible que la educación derive a crear un proceso para
preparar pruebas, para estudiar el que se va a preguntar, ya no importa
la búsqueda del placer de aprender y de descubrir el conocimiento sino
de superar una carrera de obstáculos. Es una segregación encubierta
donde la clasificación de aquellos colegios que se superen más pruebas
subirá en el ranking de la clientela y rechazarán al alumnado que tiene
problemas para superarlas. Pobres niños y adolescentes de esta época y
más si son pobres o casi porque ya sabemos que perjudicará a las clases
más desfavorecidas de un medio social económicamente bajo.
La ley te el tufo de un determinado modelo ideológico, con una
determinada forma de ver la realidad social y la educación. Y la visión
que refleja el gobierno del PP no es cosa reciente sino que la mostraba
ya hace años a través de su oposición a la Ley del 1990. Siempre ha
querido cambiar esta Ley y todas sus derivaciones como el actual. Hoy
está reforzado y es autista a otras visiones de la realidad.
En el proyecto aparece una visión conservadora de un contexto cierto e
igual por todos (España es una, grande y libre para el que tiene dinero) y
un currículum único o cercado que lógicamente trae a una propuesta
uniformizadora y clasista (¿podemos decir antipedagógica?): Pruebas,
repetición, autoridad, olvido de las artes, segregación, desconfianza en
el profesorado, el conocimiento que sirve únicamente para la
empleabilidad, etc. Volvemos hacia el pasado. Y nosllevan a la
resistencia. No nos queda más remedio que oponernos y gritar, como mínimo.
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