Doble titulación de magisterio
en cinco años
Ya tenemos una propuesta de doble titulación de magisterio
(infantil y primaria) en algunas universidades catalanas (entre ellas dos
privadas por supuesto). El objetivo
principal según el gobierno catalán es “un perfil de maestro más polivalente, sin perder la especificidad
de cada etapa”. Aunque poniendo énfasis en
lo que está de moda “formar
unos docentes con un alto nivel de lengua y de matemáticas, altas capacidades
de comunicación y deseo de aprender”. Se ve que los que entran actualmente no
tienen deseos de aprender .
En los
últimos años muchos países europeos han llevado a cabo reformas educativas ya
sea por la necesidad de adecuar el sistema a una situación económica y laboral
cambiante, respecto de la que existía en los años 90, ya sea por el influjo de los cambios
socioculturales, tecnológicos y científicos. Estas reformas educativas
conllevan siempre un replanteamiento de la formación del profesorado ya que no
es posible cambiar la educación sin modificar las actitudes, la mentalidad y la
manera de ejercer la profesión del profesorado; y esto sólo es posible desde la
formación inicial o desde la permanente. ¿Pero es la reforma de la formación
que plantea la administración catalana?
Y no digo que esté mal ya que en los últimos años podemos
detectar la falta de conciencia de las autoridades educativas de nuestro
país sobre la importancia de la
formación inicial del profesorado de educación infantil, de primaria, de
secundaria e incluso de universidad. Quizá por la escasa incorporación de
nuevos profesores y profesoras a la docencia (y actualmente su expulsión), es
un debate que ha ido quedado pendiente, debate que debería establecer unas
bases comunes de intercambio y generar propuestas para mejorar esta formación.
Los
gobernantes de diversos países europeos se lamentan que los candidatos a
profesores no reúnen las condiciones necesarias ni asumen la responsabilidad
que deberían tener, pero paradójicamente en lugar de establecer los criterios
de mejora de esa profesión (horas, salario, reconocimiento, etc.) se les
recortan derechos y se aumentan los deberes. Tendremos una doble titulación para maestros y maestras recortados en sus procesos laborales
y educativos.
No se trata sólo de una cuestión de doble titulación o
aumentar un año para obtenerla. ¿Cuando se gradúen estarán mejor reconocidos o
acabarán en las escuelas concertadas y privadas ya que serán más polivalentes? Aunque
el argumento parezca inane, el conocimiento de los sentimientos de los
profesores y de su motivación y valoración social nos hace afirmar que es
fundamental generar un nuevo concepto profesional y que uno de sus principios
es la igualdad en el sistema educativo. Y por eso no están sino por una minoría
de élite (la manía de que una nota más alta genera nuevos maestros que es una
mala copia de Finlandia).
Es cierto que la actual formación no funciona ya que
demasiado estándar, muy directivista y técnica y poco flexible. Si queremos que
el profesorado sea un profesional autónomo, que trabaje de manera colaborativa
con otros profesionales de su centro, si deseamos que sea capaz de generar
proyectos de intervención, y de compartir dudas, problemas y soluciones
innovadoras mediante la deliberación individual y colectiva, hemos de
transformar su formación inicial pero no a unos pocos sino a todos. Está bien
que sepan más matemática y lengua (y ese inglés que tanto ahínco ponen los
políticos) pero es más importante desarrollar un currículum en el que la
reflexión y los procesos de toma de decisiones fueran procesos vinculados a la
práctica docente y no sólo eminentemente teóricos. Y no sé si la doble
titulación va por aquí o por hacer autómatas que dominan los que “ellos”
piensan que han de saber. Eso sí sin rechistar de las condiciones de las
escuelas, faltaría más,
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