dimecres, 3 de juliol del 2013

Doble titulación de magisterio en cinco años



Doble titulación de magisterio en cinco años


            Ya tenemos una propuesta de doble titulación de magisterio (infantil y primaria) en algunas universidades catalanas (entre ellas dos privadas por supuesto).  El objetivo principal según el gobierno catalán es “un perfil de maestro más polivalente, sin perder la especificidad de cada etapa”. Aunque poniendo énfasis en lo que está de moda “formar unos docentes con un alto nivel de lengua y de matemáticas, altas capacidades de comunicación y deseo de aprender”. Se ve que los que entran actualmente no tienen deseos de aprender .

En los últimos años muchos países europeos han llevado a cabo reformas educativas ya sea por la necesidad de adecuar el sistema a una situación económica y laboral cambiante, respecto de la que existía en los años 90,  ya sea por el influjo de los cambios socioculturales, tecnológicos y científicos. Estas reformas educativas conllevan siempre un replanteamiento de la formación del profesorado ya que no es posible cambiar la educación sin modificar las actitudes, la mentalidad y la manera de ejercer la profesión del profesorado; y esto sólo es posible desde la formación inicial o desde la permanente. ¿Pero es la reforma de la formación que plantea la administración catalana?

            Y no digo que esté mal ya que en los últimos años podemos detectar la falta de conciencia de las autoridades educativas de nuestro país  sobre la importancia de la formación inicial del profesorado de educación infantil, de primaria, de secundaria e incluso de universidad. Quizá por la escasa incorporación de nuevos profesores y profesoras a la docencia (y actualmente su expulsión), es un debate que ha ido quedado pendiente, debate que debería establecer unas bases comunes de intercambio y generar propuestas para mejorar esta formación.

Los gobernantes de diversos países europeos se lamentan que los candidatos a profesores no reúnen las condiciones necesarias ni asumen la responsabilidad que deberían tener, pero paradójicamente en lugar de establecer los criterios de mejora de esa profesión (horas, salario, reconocimiento, etc.) se les recortan derechos y se aumentan los deberes.  Tendremos una doble titulación para maestros  y maestras recortados en sus procesos laborales y educativos.
           
            No se trata sólo de una cuestión de doble titulación o aumentar un año para obtenerla. ¿Cuando se gradúen estarán mejor reconocidos o acabarán en las escuelas concertadas y privadas ya que serán más polivalentes? Aunque el argumento parezca inane, el conocimiento de los sentimientos de los profesores y de su motivación y valoración social nos hace afirmar que es fundamental generar un nuevo concepto profesional y que uno de sus principios es la igualdad en el sistema educativo. Y por eso no están sino por una minoría de élite (la manía de que una nota más alta genera nuevos maestros que es una mala copia de Finlandia).

            Es cierto que la actual formación no funciona ya que demasiado estándar, muy directivista y técnica y poco flexible. Si queremos que el profesorado sea un profesional autónomo, que trabaje de manera colaborativa con otros profesionales de su centro, si deseamos que sea capaz de generar proyectos de intervención, y de compartir dudas, problemas y soluciones innovadoras mediante la deliberación individual y colectiva, hemos de transformar su formación inicial pero no a unos pocos sino a todos. Está bien que sepan más matemática y lengua (y ese inglés que tanto ahínco ponen los políticos) pero es más importante desarrollar un currículum en el que la reflexión y los procesos de toma de decisiones fueran procesos vinculados a la práctica docente y no sólo eminentemente teóricos. Y no sé si la doble titulación va por aquí o por hacer autómatas que dominan los que “ellos” piensan que han de saber. Eso sí sin rechistar de las condiciones de las escuelas, faltaría más,

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