dimecres, 6 de febrer del 2019

¿Qué se le pide actualmente al profesorado?
Ya sabemos que cada época requiere una educación y un profesional de la educación diferente, puesto que la profesión docente asume nuevas funciones por el desarrollo social y científico. Y esto hace variar sus competencias cómo hemos mencionado antes.
Si analizamos la literatura sobre el tema encontramos un exceso de funciones que influirán en su profesionalización, por ejemplo la nueva idea de mediador en el proceso de enseñanza-aprendizaje de grupos de niños varios. O sea ser un educador más allá de ser instructor de los conocimientos. Y esto dentro y fuera de la institución educativa.
Hoy en día, suplir o contrarrestar la educación que recibe u niño o nina fuera de la escuela (intervenir enlo  que se denomina ecología del  aprendizaje o educación expandida, o sea los aprendizajes que se reciben fuera de la escuela) se tiene que hacer con la participación y la intervención de los varios agentes educativos que interactúan entre ellos. Aquí se añade el tratamiento de la diversidad como elemento fundamental a aprender y el trabajo con la comunidad. Por ahora la escuela necesita que otras instancias sociales y otros mediadores se impliquen y le ayuden en el proceso de educar y de difundir sus valores. Y esto comporta que la profesión se vuelva más y más compleja, que sea mucho más que enseñar el que es básico y elemental a una minoría homogénea, como en épocas pasadas, en qué el conocimiento y su gestión estaban en poder de pocas manso, monopolizando el saber y una visión determinada de las relaciones sociales. La profesión docente se tiene que mover actualmente entre un delicado equilibrio entre las tareas académicas y la estructura de participación social.
Por lo tanto, es imprescindible la coresponsabilitzación con otros agentes sociales de la comunidad y la introducción de nuevos profesionales a la enseñanza. Y esto también implica no únicamente nuevas competencias profesionales sino más perfiles profesionales dedicados a la educación: orientación, apoyo a necesidades específicas del alumnado, educación e integración social, vertebración de la educación en el ocio, etc.
El profesorado no puede rehuir de enseñar el mundo del pasado, lo cual nos ha traído hasta el hoy, mientras mira hacia el futuro y todas sus manifestaciones. Esta labor tiene que realizarse en la escuela y fuera de ella. En la actualidad es muy importante enseñar a ser ciudadano y ciudadana en un futuro que se dibuja diverso y complejo, y las diversas sensibilidades en que se materializa: democrática, social, solidaria, igualitaria, intercultural y ambiental; y ante una población -alumnado, familias, vecinos, comunidad- imbuida de una forma de entender la sociedad y las relaciones entre las personas, en una cultura urbana, a veces de marginalidad, donde la educación -de todos los que rodean la institución educativa- será fundamental para salir de la exclusión social.
Sin olvidar que tiene que ser un conocedor disciplinario y curricular además de planificador de actividades educativas, teniendo en cuenta la diversidad de componentes que intervienen en el proceso educativo, la realidad institucional y los obstáculos que  los acondicionamientos contextuales comportan.
Y también se pide con los colegas una actitud colaborativa y de tolerancia profesional para trabajar con un equipo de personas y en un contexto específico. El proceso de aprendizaje, al ser más complejo que en el pasado, tiene que superar la fase en la cual se consideraba una simple transmisión de conocimientos. La tarea colaborativa comporta saber trabajar dentro del ecosistema educativo considerado como un conjunto complejo de interacciones humanas.
Y además, se pide que sea un proponedor de valores. La dimensión educativa de la profesión docente aparece aquí como fundamental para desarrollar una conciencia colectiva con el fin de transformarla según nuevos modelos de vida en vista del sistema de valores que se va creando. Esta función comporta una tarea educativa compleja y a veces contradictoria, puesto que la educación de los individuos no se conseguirá únicamente mediante la simple interacción social, que en una sociedad pluralista presenta aspectos altamente problemáticos, sino también teniendo como referencia puntos de carácter y compromiso ético y moral, ¿Qué otra cosa puede significar hablar de la enseñanza como profesión moral si no poner de manifiesto el carácter no instrumental de la enseñanza misma, es decir, el hecho que la enseñanza no tan sólo implica habilidad y juicio, sino también deberes normativos inherentes a la naturaleza humana y en los cuales se coincide con otros agentes sociales que inciden en esta proposición de valores?
Todo esto nos trae a una necesidad, por parte del profesorado, de un conocimiento más profundizado de si mismo (valores, creencias, supuestos...), del entorno a su trabajo (social, político, cultural...), del conocimiento y las destrezas que tiene que transmitir, de los constructos teóricos de la enseñanza-aprendizaje y del currículum (planificación, metodología, organización, materiales...).

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada