Hoy ha aparecido una noticia
sorprendente sobre las respuestas incorrectas en una oposición de magisterio. ¿Es
culpa o responsabilidad de la formación inicial? No puede ser. Pero algo está pasando en los
estudios para esas respuestas. La carrera docente empieza con los estudios de
la formación inicial y esta formación temprana todavía hoy en día continua
introduciendo al profesorado en una perspectiva neotécnica y también en los
últimos tiempos en cierta perspectiva práctica. La perspectiva técnica o
neotècnica es la que ha existido casi siempre en la formación docente, viene a
decir que la formación inicial del profesorado tiene que identificar las
competencias genéricas del profesorado (normalmente en competencias básicas,
técnicas, administrativas, de comunicación e interpersonales o las que estén de
moda). En esta perspectiva, estas competencias que traen al conocimiento
profesional se adquieren formando los futuros maestros en tres grandes bloques
que es distribuyen a lo largo de la formación inicial: Explicar el conocimiento
básico mediante las disciplinas teóricas sobre los cuales descansa la práctica,
después las didácticas aplicadas que es deriva de los procedimientos de
diagnóstico y solución de problemas educativos y por fin la práctica que es
relacionan con la intervención, que deriva del conocimiento básico y aplicado. Y todos aprueban.
Es una perspectiva actualmente cuestionada a la formación inicial del profesorado, aunque muy vigente en los planes de estudio de Magisterio. El cuestionamiento proviene de varios factores: la subordinación a la producción del conocimiento más que a la creación, la desconfianza que el profesorado no es capaz de generar conocimiento pedagógico por sí mismo, la separación entre teoría y práctica, una concepción curricular fragmentada, la marginación de los problemas morales, éticos, sociales y políticos de la educación que no se tratan de forma interdisciplinaria y el factor de la descontextualización de la educación (todo sirve para todo). Pero ha sido la perspectiva predominante a la formación y en sus procesos de búsqueda. Y romper con esto será dificultoso, largo y laborioso puesto que sería necesario una formación centrada en la práctica (donde se da conocimiento y acción) donde pivoten las disciplinas pero si esto ha sido imposible durante muchos años ahora menos con los recortes educativos y una concepción ideológica de volver a la racionalidad técnica o neotècnica. Y ¿qué formación será necesaria? ¿Qué necesitamos hoy en día?
Es una perspectiva actualmente cuestionada a la formación inicial del profesorado, aunque muy vigente en los planes de estudio de Magisterio. El cuestionamiento proviene de varios factores: la subordinación a la producción del conocimiento más que a la creación, la desconfianza que el profesorado no es capaz de generar conocimiento pedagógico por sí mismo, la separación entre teoría y práctica, una concepción curricular fragmentada, la marginación de los problemas morales, éticos, sociales y políticos de la educación que no se tratan de forma interdisciplinaria y el factor de la descontextualización de la educación (todo sirve para todo). Pero ha sido la perspectiva predominante a la formación y en sus procesos de búsqueda. Y romper con esto será dificultoso, largo y laborioso puesto que sería necesario una formación centrada en la práctica (donde se da conocimiento y acción) donde pivoten las disciplinas pero si esto ha sido imposible durante muchos años ahora menos con los recortes educativos y una concepción ideológica de volver a la racionalidad técnica o neotècnica. Y ¿qué formación será necesaria? ¿Qué necesitamos hoy en día?
Seguramente no lo sé pero tenemos que luchar por una nueva
forma de ver la formación inicial del magisterio. La formación tiene que ayudar
a cambiar lo que no funciona y justificar porque no funciona buscando nuevas
alternativas. Lo que tengo claro es que la formación tiene que proponer un
proceso que capacite al profesorado en conocimientos, destrezas y actitudes
para interpretar, comprender y reflexionar sobre los contenidos, la enseñanza y
la realidad social y laboral. Así pues, no es de extrañar que pasen esas cosas
ya que no estamos funcionando y se nos vuelve en contra.
Lo que cuentas es muy interesante pero lo que hemos leído en la prensa tiene que ver con otra cosa. Los estudiantes de Magisterio son, en general, los que obtienen peor expediente académico en la ESO y el Bachillerato.
ResponEliminaNadie duda de que algún día pueden ser unos grandísimos enseñantes pero en lo que les han pillado ha sido en la formación general, que se aproxima a cero.
Y esto es así porque muchos de estos estudiantes han pasado buena parte de su educación tratando de hacer lo menos posible y preguntando continuamente para qué le servía esto o lo otro.
Sin duda, las personas cambian y -repito- podrán ser grandísimos maestros pero, de momento, muchos de ellos han demostrado que les falta lo primero que deben inculcar a los más pequeños: la curiosidad por cómo es el mundo, por cómo son las cosas.
Esto podrá matizarse, completarse y analizarse con la profundidad que queramos, pero por ahí van los tiros.
Así lo ve un profesor de ESO y Bachillerato con más años de los que le gustaría terner.
Miguel:
ResponEliminaNo digo que no tengas razón pero que los estudiantes de magisterio son los peores era antes. Desde hace un tiempo entran con una nota muy alta de selectividad (y mucho los de infantil). Otra cosa es que no hayan aprendido bien las cosas o las hayan aprendido de memoria para aprobar y después olvidarlas.
Y gracias por tu comentario