Amparándose en el discurso que
sostiene la obviedad de que los individuos son diversos, apoyándose en los
supuestos no demostrados de que, especialmente, a la edad de los 15 años, los
intereses se diversifican y el adolescente ya puede elegir el camino a seguir,
se ha querido justificar la necesidad de separar al alumnado en itinerarios en 3º y 4º curso de la
ESO. Establecer itinerarios no es algo
negativo en sí mismos. La variedad de la oferta curricular es positiva (y
cara). Lo que me inquieta es cuando son vías por las que se encauza a los
alumnos y alumnas dentro de la etapa obligatoria, siendo caminos que llevan a
destinos de desigual valor.
A nadie se le oculta que
lo que la LOMCE propone son itinerarios para segregar a los alumnos mejor
preparados, los que van a ir al Bachillerato (vía académíca), de los que irán a “otra vía” llamada de las enseñanzas aplicadas. Esta separación en
vías de desigual valor, durante el trascurrir de la obligatoriedad hasta los 16
años, es una opción contraria a la igualdad en el ejercicio del derecho a la
educación. La enseñanza obligatoria lo es para que el alumno o la alumna puedan
beneficiarse, prestando una atención compensatoria si se quiere para alcanzar
unos mínimos. Ésta separación de itinerarios no resulve el problema
psicopedagógico de adaptar la enseñanza o contar con la diversisdad de
talentos, de intereses o de vocación.
Esos razonamientos de base pedagógica encubren a otros que no son ética
y políticamente correcto explicitarlos, aunque a veces aparecen de manera
manifiesta.
Creo que la LOMCE opta por una clara definición clasificadora,
jerarquizante y seleccionadora de los itinirarios. La separación entre un itinerario académico y otro aplicado
no es una distinción motivada por razones pedagógicas, sino que: a) Supone una
división de sujetos formados para trabajos de desigual nivel y estatus social,
b) Son caminos destinados a estudiantes de desigual valía académica. c) Suponen
una clasificación del conocimento en opciones de desigual valor. d) En esa
clasificación subyace una división social. Véase la tabla
que sigue.
Supuestos
de los itinerarios y trascendencia futura.
|
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Tipos de itinerarios-
|
a) Destino
laboral. Niveles de cualifica-ción
laboral.
|
b) Destino
académi-co. Visión determinista de la valía académica del alumnado.
|
c) Orientación
cultu-ral. Valoración de-sigual del conocimiento y de los saberes.
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d) Ubicación
social.
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Académico
|
Trabajos de más alta
cualificación y de incorporación más tardia al mundo laboral.
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Para los “buenos estudiantes”
de medio y alto niveles de rendimiento.
|
Contenidos de más alta
cultura, nivel de especialización, de carácter más teórico y especulativo.
|
Los que siguen este itinerario
es más probable que procedan de la clase alta y media-alta y que estén en los
centros privados.
|
Aplicado
|
Trabajos de más baja
cualificación y de incorporación más temprana al mundo laboral.
|
Para estudiantes de más bajo
rendimiento.
|
Contenidos de menor nivel
cultural, más baja cultura, y más bajo nivel de especialización, de carácter
más aplicado y manual.
|
Los que siguen este itinerario
es más probable que procedan de la clase baja y media-baja y que estén en los
centros públicos.
|
La
investigación y la experiencia nos dicen que la elección de itinerariros en la
realidad son irreversibles (incluso se prevé para ellos pruebas externas
diferentes). Elegir uno u otro es una determinación que prefigura un destino
desigual a una edad temprana; lo cual nos parece que no se corresponde con la
filosofía inherente al derecho a una educación igual, al menos en la etapa
obligatoria.
Con la LOMCE se segrega al
alumnado desde el 3º de ESO, a los catorce años. Cuando en la mayoría de países
cuya comprensividad llega a los dieciséis años obtienen mejores resultados que
los que segregan a edades más tempranas. La segregación del alumnado con peores
resultados se traduce en una enseñanza de calidad inferior por efecto de una
profecía autocumplida (si han de fracasar, fracasan).
Sería conveniente que la
autonomía necesaria para los centros, sirviese para ensayar nuevos ambientes
educativos, agotar todas las posibildiades de atención a las necesidades
individuales, algo que suena extraño en una política que transpira liberalismo
para elegir y disciplina para el hacer según lo que los
poderes de las Administraciones van a exigir.
El contenido desigual
para unos y para otros afecta negativamente a la igualdad en la satisfacción
del derecho a la educación.
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