Cursus educativus horribilis. Una mirada hacia atrás.
El 21 de diciembre de 2011 asume el
gobierno de España el Partido Popular.
El curso escolar estaba empezado y han bastado 8 meses para ver como la educación
en España se ha ido desmoronando poco a poco aunque el gobierno hable de ajustes debido a
la crisis económica, excusa que sirve para todo. Y ha vuelto la mirada y los
pasos educativos hacia atrás. Y este comentario no es una insidia contra ese gobierno sino que
las políticas, las prácticas y las cifras lo demuestran.
Como tenían que hacer los presupuestos se bajó un 21% menos y lógicamente
se traspasó menos a las comunidades autónomas que tienen las competencias
educativas, pero no un 21% sino un 35% menos. Y empezaron los recortes en educación en el Estado y en
todas las comunidades autónomas.
En un curso se ha reducido el salario y han aumentado las horas lectivas
del profesorado y se han amortizado jubilaciones con efectos en la destrucción de puestos de
trabajo de interinos que ven proletarizado su trabajo con drásticas reducción
salarial. Supresión de multitud de aspectos ganados laboralmente: reducciones
salariales de todo el profesorado por incapacidad laboral, ayudas sociales,
permisos por edad, jubilaciones, planes de pensiones, formación, etc. Pero no
es únicamente eso sino los recortes escondidos, la multitud de pequeñas cosas
que se han ido recortando (gobierno y autonomías) y que han ido hundiendo esa
educación pública que tanto costó levantar.
Pero este documento no pretende
desgranar la cantidad de recortes, los que han ido apareciendo en los medios de
comunicación y los que no aparecen, sino ver las consecuencias de este curso
horrible para la educación. Tampoco pretendo hacer el discurso que algunos han
acusado de cooperativista, victimista o apocalíptico sobre el futuro del país y
las consecuencias a largo plazo. No. Únicamente pretende introducirme en lo que
ha representado para el profesorado y puede provocar si continua así.
Todos coincidimos que el
profesorado es la pieza clave. Y ya sabemos que hay de todo. No únicamente porque
lo digan los expertos sino porque es de sentido común. Y ese profesorado tan
valioso que podemos decir que es el mejor que hemos tenido nunca por su
formación y dedicación en estos tiempos difíciles tanto económica como
socialmente se ha ido poco a poco proletarizando y desmotivando ya que se le ha venido a decir que cometía
excesos, trabajaba poco y además era un privilegiado con tantas vacaciones, un
trabajo seguro y un buen sueldo (los tópicos se han utilizado sibilinamente).
Ese discurso que los diferentes gobiernos del Estado han ido introduciendo no
provoca únicamente indignación o manifestaciones sino tocar una cosa muy
importante para educar: el compromiso, la dedicación y la voluntariedad. Y como
vaya fallando eso fallará todo el sistema educativo. Un discurso diferente a aquellos países que
se ponen como ejemplo. Hundir al
profesorado en todas sus facetas es hundir la educación. Y si ésta si es pública hemos de encender el piloto de
alerta.
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